
Es momento de contar algo sobre mis frustraciones, pero no se emocionen, porque una vez más es materialismo.
Desde que era una adolescente, se me metió la loca idea en mi cabecita de tener una moto, en ese entonces me conformaba con una simple motoneta, la pedí para mis quince años pero dada la crisis del 94 (que tuvo secuelas por muchos años más) y la excesiva preocupación de mi madre, no se pudo. Ahí quedó.
Con el tiempo, se me pasó el "hipo" y pasaron muchas cosas en el inter: adquisición de años, responsabilidades, cambios de casa, mudanzas, vidas y muertes que ya no me permitieron pensar en eso.
Añísimos después y con la vuelta de la moda de las motos, ¡yo quería la mía!, pero ahora no quería una motoneta, ¡demasiado ñoño para mi!. Ya estaba todo listo: el color, el tamaño, el precio, ¡todo!, aunque por todos lados escuchaba comentarios que reprobaban mi próxima compra, y yo creo que el que más me pudo fue: "¿quieres dejar huérfano a tu hijo?", ¡ash!.
Pues si, ese comentario tuvo impacto, ya que recordé un buen número de accidentes que me ha tocado ver por las calles de Monterrey en los que estaban implicados los motociclistas, además de que yo misma casi protagonizo uno cuando estaba en la secundaria por imprudente (con una moto rentada). Casi por regla, los accidentes que he visto han sido de repartidores de pizzas, yo se que no son unas peritas en dulce y que manejan como si tuvieran diarrea, pero también creo que carecemos de educación vial y que creemos que todo lo que no es carro no merece respeto (o lo que para juicio de algunos no es un carro, entiéndase autos compactos).
Retomando el asunto de las motocicletas, precisamente el jueves (maldito jueves), me tocó ver un accidente de motocicleta: ¡un repartidor tirado en un crucero!, no se quién haya tenido la culpa, pero mucha gente le estaba brindando auxilio y, afortunadamente el fulano traía casco. Bueeeeno, pues no me van a creer, pero unos metros más adelante me encuentro una motoneta, en sentido contrario, con tres fulanitos (entre 10 y 17 años de edad), sin casco, y casi casi en calzones.... la pregunta del millón: ¿en qué rayos estaban pensando sus papás cuando decidieron adquirir esa arma mortal?, o más bien, ¿qué rayos saben de seguridad los niños éstos y sus papitos?. Yo se que los accidentes nos pueden pasar hasta en la comodidad de nuestra cama, no estamos exentos, pero si sabemos que desempeñaremos una actividad de riesgo que mejor que usar la protección adecuada y si quienes llevarán a cabo la actividad no son capaces aún de evaluar ese tipo de situaciones, sería de esperar que quien les provee los artículos de diversión (o sea, sus papis) si lo hicieran.
El anterior no es el único caso que me ha tocado ver; hay una colonia por la que suelo pasar y en ella abundan estos "chiquitines"; creo que es la onda... en lugar de sacar la bici, ahora sacan la moto (nomás les faltan las pantallas para ser como en WALL-E), salen en parvadas a dar vueltas entre las calles.
Hay un caso más, un niño de 8 años en una cuatrimoto, no se cuál sea el punto de salida, el caso es que pasa a toda velocidad a lo largo de las calles en las que quizá podría llegar a encontrar autos de frente y que sin menor problema podría esquivar, peeeeero llega a las esquinas y sin más ni más da la vuelta, no tiene ni idea de la poca estabilidad de su vehículo en una vuelta en U y tampoco tiene conciencia de la posibilidad de atravesarse a un carro de forma que se impacte con él. Seguramente sus papás estarán en casa gozosos y esponjados como gallinas culecas por la habilidad de su hijo para manejar la moto a tan alta velocidad (¡y sin casco!), espero que no tengan que recoger a su hijo después de un accidente, porque quizá hasta ese momento se den cuenta de la importancia de la pruedencia y la seguridad.
Ya me pasé de quejosa, así que ahí le dejo. Me quedo sin moto y me pongo a trabajar en mi talón de Aquiles: el celular en el auto, pero esa, ¡es otra historia!