martes, 1 de julio de 2008

En un estacionamiento


Como ya se habrán dado cuenta, tengo un gran problema con la gente maleducada, inculta, floja y con poco o nulo sentido común, lo peor de todo es que parece que tengo imán y me los encuentro por todos lados haciendo de las suyas.
Ayer fue uno de esos magnéticos días. Como a las 20:00 h, Marido, Diego y yo tuvimos una diligencia hacia la zona sur de la ciudad. Nos estacionamos afuera de una mueblería que está al lado de un famoso gimnasio que está atrás de un HEB, en la mueblería parecía que todos habíamos quedado perfectamente estacionados y que cada quien tenía espacio de sobra (lateral) para abrir sus puertas sin pegarle a la del vecino; quiero suponer que los que llegaron primero, ocuparon un lugar de forma que solamente cupiera otro auto mediano para que nadie ni siquiera osara rasguñar sus flamantísimos, modernos y caros vehículos; llegamos nosotros que más bien somos dueños de un micro machine (espero que alguien sepa de qué hablo), lo que parecía perfecto. Marido fue a su compromiso y Diego y yo nos quedamos en el carro esperando. De repente llega un carro, mediano, de esos que el espesor de la lámina es cuatro veces mayor que de cualquiera de los carros modernos y se estaciona entre dos carros (el micro y una supercamioneta, horrorosa por cierto, de Toyota). Yo se que por leyes físicas dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo, y que lo lógico es que el tipo se estacionara ENTRE dos autos; como les decía, así lo hizo, pero lo sorprendente es la forma. Les juro que si los dueños de los carros vecinos fuéramos ligeramente más gruesos de complexión, hubiéramos tenido que ir a sacar al tipo del gimnasio para que quitara su carcacha (mueble, auto, coche, carro, vehículo). Lo raro o curioso es que el fulanito iba al gimnasio, le hubiera servido de mucho no usar su carro o de perdido estacionarlo en el HEB para que caminara un poquito.
Creo que es muy perceptible mi amargura provocada por situaciones como ésta: los carritos del súper mal puestos que después cobran vida y se impactan contra lo primero que se encuentren (árboles, carros, personas, vidrios), las señoras frondosas con camioneta plus que llegan y se estacionan como quieren, los niños que abren puertas de autos como si su volumen fuera 100 veces el que poseen y sobre todo, los flojos que a toda costa quieren estar cerca de las entradas y se estacionan incluso arriba de las banquetas.
¡Nadie es perfecto!, pero ¿tenemos que ser tan imperfectamente haraganes e irrespetuosos en consecuencia?.
Supongo que ya tuvieron oportunidad de ver las fotos. Parece una exageración, pero de verdad ¡apenas cabía mi no tan menudo cuerpo!.

Dejando este tema atrás, les pregunto ¿qué les han parecido las canciones?, ¿ya saben cuáles son?. Esperaré unas horas más para pasarles las reseñas.

Voy por mi café, con extracafeína y azúcal light, ¿gustan?

¡Lo olvidaba!, cuando suceden cosas así, dejo recados no muy corteses pero tampoco groseros en los parabrisas. A éste le prometí incluirlo en mi lista de deseos de fin de año, pidiendo por un cerebro para él y todos los que son como él.

2 comentarios:

Caro R dijo...

¡Salud por el cafecito, yo acabo de terminar el mio! Pues que te digo, lo que mencionas es un mal de nuestra sociedad, cuando llegamos a prácticamente cualquier lugar es casi un milagro encontrar un carro bien estacionado y deja tú la proeza de subir o bajar del carro, tan solo por estarcionarse mal muchas veces inhabilitan lugares donde los que tenemos carros de tamaño modesto bien podríamos estacionarnos.

Mary dijo...

orale y aparte había una maceta enfrente jeje por eso quedo tan mal pero bueno el tipo no se quería agotar de más porque ya iba al gym =P jajaja... y que buena idea lo de los recados, neta que sí dan ganas de repente de decirles que tengan algo de cultura y que tiene que caminen un poquito más, sirve de que bajan la panza jajaja.

y pos te debo las canciones jeje aún no he tenido tiempo de bajarlas.

saludos