viernes, 18 de julio de 2008

Ya me iba

Es viernes, estoy en la escuela aún... ya me iba pero no encuentro razón verdadera para irme, no está Diego y "Él" seguramente llegará muy tarde, como ya es costumbre. Tampoco hay razón para quedarme.
Diego regresaría mañana pero por una falta de comunicación y un exceso de incomprensión, los planes cambiaron y llega en una semana.
Trato de explicarme qué me pasa, trato de contener mis emociones más profundas, trato de no pensar para no extrañarlo, pero es imposible ¡lo extraño mucho!. No se en qué estaba pensando cuando lo dejé ir y no se en qué pensaba "Él" para no darse cuenta del error, tal vez (y como tantas veces) no pensaba en mi, sino en ellos.
Muchas preguntas me torturan acerca del amor, el desamor, la costumbre y el rencor ¡no hay respuestas! solo más preguntas.
Ha ocurrido que personas queridas se tienen que alejar por trabajo, por problemas familiares o personales o por simple gusto y no me ha parecido gran problema porque con ellas puedo mantener una comunicación por vía electrónica o telefónica, solo es cuestión de ponernos de acuerdo y los teléfonos o las computadoras nos enlazan. Con Diego eso aún no se puede, y quizá es lo que me duele más, no poder entablar una comunicación directa con él, sin intermediarios. Mis teléfonos y mi computadora son inútiles porque en este momento no cumplen con sus funciones ni en un 20%, además de que mi carro es muy grande para mi sola (aunque fuera un VW sedán sería grande) y la casa también, aunque "Él" también esté en ella.
Hoy terminó el curso de Química Recreativa y algunas personas que apenas lo conocen preguntaron por él y dijeron extrañarlo, yo solo contesté: "¡Imaginen que estoy sintiendo yo"!.
Estoy segura que las emociones son controlables, lo aprendí hace 8 años, cuando "Ella" se tuvo que ir para siempre. Quizá en ese tiempo fue más fácil porque sabía que no había vuelta atrás, que del lugar al que ella se fue no hay regreso. Hoy es difícil porque es un ser al que yo di vida, al que alimenté con mi cuerpo y con mi mente, con mi sueño, con mis lágrimas, con mi sudor, con mi vida... el saber que no me extraña me duele y me da temor que me olvide o que cambie su forma de ser, aunque se que eso no sucede... eso de los temores y las fobias no es racional.
De repente, encuentro consuelo cuando la parte de mi cerebro que es racional convence a la que es emocional, diciéndole que Diego merece toda esa diversión, atención y trato que ahora recibe. Se lo ha ganado a pulso, con 5 horas de kínder y 6 de guardería por un año, trato indiferente en la escuela (aunque con su forma de ser se gana fácilmente a la gente); soportar que su madre trabaje en la oficina todo el día y que a veces tenga que trabajar en la casa cuando debería estar jugando con él; con los sábados y domingos sacrificados en casa haciendo el aseo o surtiendo la despensa, con tantas actividades en las que quizá él no sea el protagonista pero en las cuales debe participar por lo menos con su presencia de forma obligatoria.
Por una de esas preguntas extrañas que los niños hacen, me di cuenta que a simple vista no le temía a nada, hoy ya se a que le temo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

un abrazo
S.